Soltaron al Tigre

“Madero ha soltado al tigre, a ver si puede domarlo”, con esta frase el dictador Porfirio Díaz anunció lo que le esperaba al iniciador de la revolución mexicana mientras marchaba al destierro a Francia.

Por más de treinta años Porfirio Díaz había logrado mantener amarrado el “tigre” a sangre y fuego haciendo muy ricos a los ricos y miserables a los pobres.

A poco más de un siglo de esos acontecimientos parece que al presidente de México Enrique Peña Nieto se le olvidó la historia y ha cometido los mismos errores del viejo dictador poblano, represión, corrupción, injusticia, mal manejo de la economía entre otros.

Como hace más de un siglo, los grandes empresarios y empresas nacionales y extranjeras ven en México un lugar propicio para hacer cualquier tipo de negocio, ya que cuentan un gobierno permisivo y cómplice de cualquier saqueo.

Impuestos absurdos, aumentos sin control, injusticia y corrupción son las características de este gobierno. Con movimientos torpes en lo político y lo económico Peña Nieto ha puesto a México en crisis, el llamado “gasolinazo” de enero fue la gota que derramó el vaso. Los enfrentamientos, bloqueos, tomas de garitas y carreteras son un ejemplo. Lo ocurrido en Rosarito lo ilustra

Vemos gente legítimamente indignada por lo que está sucediendo pero también vemos grupos de oportunistas y radicales que aprovechan la inconformidad para hacerse presentes y sacar provecho, desvirtuando de paso las auténticas demandas ciudadanas. En todos los casos reina la impotencia y la frustración.

Desde su despacho el presidente trata sin éxito de explicar los motivos del aumento a los combustibles, a nadie convence. Desde la óptica del ciudadano no se alcanza a distinguir el beneficio de proteger la macro economía de la que habla Peña Nieto y no es para menos, porque cuando va a comprar su mandado cada vez le alcanza para menos, cuando acude a recibir servicios de salud solo encuentra carencias y malos tratos; cuando exige justicia encuentra corrupción, indiferencia y burocracia, cuando camina por las calles tiene que sortear los baches y hoyos en las banqueta; cuando va a la escuela pública se topa con un magisterio adormilado y sumiso pensando más en el próximo puente vacacional que en las clases.

El sueño de Peña Nieto de pasar a la historia como el gran reformador del país, podría terminar como el presidente que soltó al tigre sin saber cómo capturarlo porque, desde hace años, el gobierno dejó de estar de lado de la gente. Hasta la próxima.