Los resultados negativos de la prueba PISA, donde México se ubica en posicionamientos bajos en las evaluaciones de ciencia, lectura y matemáticas, se explica por la intervención de diversos factores que van más allá del actual contexto: las precarias condiciones en las que se ejerce el derecho a la educación, una urgente y verdadera revalorización del magisterio y la nula continuidad de las políticas educativas a través de los diversos gobiernos, principalmente, señaló Erick Juárez Pineda, analista y experto en temas educativos.
En la evaluación de 2022, México se ubicó en el puesto 35 de los 37 países miembros de la OCDE que fueron examinados. A diferencia del puntaje promedio de 478 puntos obtenido por los países de la OCDE, México logró un promedio de 407 puntos. Esta tendencia por debajo del promedio persiste en las tres áreas evaluadas, siendo Matemáticas la más afectada, con una brecha de (-)77 puntos en comparación con el promedio de la OCDE, seguida por Ciencias con (-)75 puntos y Comprensión Lectora con (-)61 puntos.
México experimentó su peor declive en los resultados desde su participación en PISA en el año 2000. Los puntajes en las tres habilidades evaluadas disminuyeron en comparación con las últimas cuatro ediciones de la prueba. Solo en comparación con la edición de 2018, el puntaje de México en Matemáticas disminuyó en (-)14 puntos, en Ciencias en (-)9 y en Comprensión Lectora en (-)5.
Estos resultados colocan a México en una situación educativa semejante a la vivida en 2006, y en el caso de Matemáticas, los resultados se asemejan a los de 2003. En la edición de 2022, el desempeño de México en Matemáticas y Comprensión Lectora lo sitúa como el tercer país con los peores resultados de la OCDE, mientras que en Ciencias, México ostenta la posición de país con los peores resultados.
Para mejorar los resultados, explica, es necesario, en primer lugar, darle continuidad a las políticas públicas: los proyectos educativos no tienen una planeación transexenal y pareciera que están subordinados a las lógicas partidistas y electorales.
En este sentido, añadió que en los últimos tres gobiernos, las reformas al Artículo 3 de la Constitución, las diversas leyes y demás reglamentos han sido completamente distintos y no existió posibilidad alguna de rescatar y fortalecer aquellos programas o acciones que daban buenos resultados.
En segundo lugar, considera que es urgente atender todas aquellas condiciones en las que se ejerce el derecho a la educación, pues la gran inequidad en la que alumnos y docentes se desarrollan influye directamente en los procesos de enseñanza-aprendizaje. "Seguimos viendo alumnos con necesidades básicas de vestido, alimentación y hogar seguro; además de escuelas que no cuentan con infraestructura necesaria para su operación como techos, agua, drenaje o instalaciones eléctricas", explica.
Adicionalmente, añade que no se debe dejar atrás la promesa de una verdadera revalorización del magisterio. Esto no solo significa revisar los salarios y prestaciones, sino establecer acciones pertinentes de formación y profesionalización docente, puntualiza.
Finalmente, para el director de Educación Futura y Revista Aula, aunque la prueba PISA resulta ser una evaluación estandarizada que no toma en cuenta los contextos en los que se aplica, sí es un buen termómetro que nos da indicios para saber cómo estamos, cómo hemos avanzado o retrocedido y cuál es nuestra posición frente al mundo.