Advierten científicos sobre alto riesgo de extinción de mantas de
espina (Devil Rays): piden regular su comercio
En México está prohibida su explotación, al igual que la manta raya
Pero el estado que guardan las poblaciones que sí se explotan es incierto
Ensenada, Baja California, México, 21 de octubre de 2016. Un estudio publicado a finales de
septiembre en la revista Scientific Reports está alertando sobre el peligro de extinción de las mantas de
espina (Devil Rays), también conocidas como móbulas, luego que investigadores de la Universidad Simon
Fraser y de instituciones mexicanas (entre éstas, el CICESE) demostraron que son más vulnerables a la
sobrepesca que otras especies de rayas y tiburones.
En México, esta especie y la llamada manta raya están protegidas desde 2007, pero el estudio pone de
relieve la necesidad urgente de salvaguardarlas y de establecer controles sobre el comercio mundial de sus
arcos branquiales, los cuales se exportan a China para utilizarse como tónico medicinal. Esta acción ha
sido propuesta por Fiji y otras 22 naciones firmantes de la Convención sobre el Comercio Internacional de
Especies Amenazadas (CITES), y comenzará a aplicarse a partir de septiembre de 2017.
“Estas rayas crecen muy lentamente y producen una sola cría cada dos años, lo que las hace
intrínsecamente susceptibles a la sobrepesca, con un riesgo mucho más alto de extinción que la mayoría
de rayas y tiburones de crecimiento lento”, explicó Sebastián Pardo, estudiante de doctorado del
Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Simon Fraser, en Canadá, y autor líder del
artículo. “Nuestro estudio demuestra que la tasa de crecimiento de la población de rayas de espina es
mucho más baja de lo que se pensaba, lo que hace que, biológicamente, esta especie esté mal equipada
para soportar la presión de pesca actual y la demanda global.”
Oscar Sosa Nishizaki, investigador del Departamento de Oceanografía Biológica del CICESE, explicó
que la primera aproximación para determinar la edad y el crecimiento de una especie de móbula se hizo
en el grupo de Ecología Pesquera de este centro.
Nadie antes había hecho ese estudio en el mundo, señaló. “Encontramos la zona adecuada para poder
hacerlo, y eso fue lo notable. Después, los colegas de Canadá nos invitaron a usar esa información. Como
no hay información más a detalle de esta especie, tomamos en cuenta las tallas e hicimos una estimación
de lo que podría ser la mortalidad por pesca, que es un índice utilizado en la ciencia pesquera. Después,
suponiendo la talla máxima que puede alcanzar esta especie (según la literatura) pudimos ver diferentes
posibilidades de cuánta pesca puede soportar esta especie, y determinar así qué tan débil es o qué tan
robusta es, para poder estar en un proceso de explotación”.
El artículo publicado establece que las nueve especies de móbulas (del género Mobula) se distribuyen en
aguas cálidas y templadas alrededor del planeta. Están muy estrechamente relacionadas con manta rayas,
aunque son de menor tamaño. Los científicos tomaron los datos publicados y la información disponible
de su historia de vida, y aplicaron estas técnicas estadísticas para estimar la tasa de crecimiento de la
Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California
Departamento de Comunicación
Para mayor información, puede comunicarse con Norma Herrera, jefe del Departamento de Comunicación.
Tel: (646) 175 05 31; cel: (646) 117 16 27; nherrera@cicese.mx
población de Mobula japanica. La mortalidad derivada de una pesquería artesanal en el oeste de México
se estimó como más alta que la tasa de crecimiento de la población, lo que indica sobrepesca. Este
hallazgo concuerda con la evidencia de que las poblaciones de otras especies de rayas de espina están
disminuyendo en otras regiones.
Por otra parte, el Dr. Nicholas Dulvy, coautor del estudio y co-director del Grupo Especialista en
Tiburones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en
inglés), señaló: “El comercio de arcos branquiales se suministra a través de una variedad de pesquerías,
que van desde pequeñas embarcaciones artesanales hasta grandes operaciones comerciales. Sin embargo,
incluso los niveles más bajos de captura de estas rayas probablemente no son sustentables. La baja
productividad de esta manta concuerda con la de otras mantas, que también son apreciadas por los
mismos mercados. Sin embargo, en comparación, las móbulas son muy insuficientemente protegidas en
todo el mundo”.
En México, explicó el Dr. Oscar Sosa, tanto las móbulas como las manta rayas están protegidas desde
2007 y no se explotan comercialmente, como se hace con otras especies de mantas. ¿Por qué sólo estas
dos especies? ¿Qué las hace diferentes? Las móbulas y las manta rayas, indicó, tienen ciertas
características en su biología, como lento crecimiento y que, cuando se reproduce, produce pocos
organismos (uno o dos por camada); se reproduce cada dos años, y les toma tiempo llegar a la madurez.
La combinación de estos factores produce que su potencial reproductivo sea muy bajo. “Si empiezas a
quitar organismos en una población con un potencial reproductivo bajo, ese potencial reproductivo puede
aún disminuir porque faltan organismos para entrecruzarse, que de por sí les toma mucho tiempo llegar a
ser adultos. Empiezas a afectar a la población de una manera más rápida, comparada con algún organismo
como puede ser un pez óseo, con un potencial reproductivo muy alto, que produce millones de
huevecillos, y son fecundados externamente. Estos otros peces le ‘apuestan’ a la creación de muchos
organismos cada vez que se reproducen, mientras que los de potencial reproductivo bajo le ‘apuestan’ a
que los organismos, cuando nacen, tienen un tamaño más grande de lo que se espera. Estas diferencias de
estrategias de vida hace que éstos sean más susceptibles. Por ejemplo, las mantas y las móbulas, pero
sobre todo las manta rayas, son más cercanas, comparativamente, a un ciclo de vida como el de las
ballenas o los mamíferos marinos, y son más susceptibles”, manifestó.
Señaló también que si bien estas dos especies de mantas están protegidas por el gobierno mexicano, “en
nuestro país tenemos una explotación importante de elasmobranquios (tiburones y rayas). Más o menos
andamos con un promedio de unas 26 mil toneladas por año, y además importamos 5 mil toneladas de
tiburón. Al final nuestro mercado interno es de unas 30 mil toneladas en el país, ¡que es altísimo! Pero es
entendible porque esta carne tiene un menor precio que la de otras especies de peces, lo cual llega a
hogares con menos recursos. Parte de lo que consumismos de tiburones en el país se consume seco-
salado, que se conoce como el bacalao-mexicano. Asimismo, de los tiburones que pescamos, nos
comemos casi 95 por ciento de su carne.
Consideró que las grandes ciudades como Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México son los
mercados más grandes, así como la costa del Golfo de México. Sin embargo, reconoció que el estado de
las poblaciones de las rayas que se explotan es de cierta manera incierto. No han habido estudios
adecuados a nivel de especie para ver “por dónde va la cosa”. “Es uno de los grandes retos que tenemos
en la biología pesquera de nuestro país”, concluyó.