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    Islas mexicanas: hogar de aves marinas
    02/08/2020

    Ensenada, Baja California, México, 31 de julio de 2020. Un grupo de
    investigadores de cuatro instituciones mexicanas, entre ellas el CICESE,
    desarrollaron un modelo para clasificar las islas del noroeste de México
    en relación con las características de las poblaciones de aves marinas,
    las amenazas que enfrentan, así como los retos y oportunidades de hacer
    investigación para mejorar los planes de conservación y manejo de estas
    especies.

    Tras recopilar y analizar 119 documentos de la literatura disponible que
    abarcan 97 años de registro histórico de 11 familias de aves marinas
    (entre 1922 y 2019), el grupo documentó que los archipiélagos de
    Revillagigedo, San Benito, Coronado, San Lorenzo y Natividad son las islas
    más importantes del noroeste de México para las aves marinas.

    En el artículo “Retos y prioridades para la conservación de aves marinas
    en el noroeste de México”, publicado en mayo de este año en la revista
    científica Waterbirds, los investigadores comparten el modelo que
    desarrollaron para asignar valores a estas islas y archipiélagos que
    indica cuáles son las amenazas de las especies, los retos de realizar
    investigación para conservarlas y las oportunidades de acción.

    Varias poblaciones de estas especies se encuentran en un estatus de
    conservación vulnerable, en peligro o crítico, por diversas amenazas como
    la introducción de especies invasoras, pérdida de hábitat y el compartir
    espacios con las actividades pesqueras. Para la mayoría de las islas
    mexicanas existen estudios y planes de manejo que tienen el objetivo de
    proteger a estas especies. Sin embargo, frecuentemente estas formaciones
    se utilizan también con fines de pesca comercial, lo que subraya la
    necesidad de analizarlas a partir del traslape de actividades.

    Las islas y archipiélagos de la península de Baja California son zonas
    vitales para las aves marinas, ya que allí se reproducen, anidan y crían.
    Después de reproducirse se dispersan a otras latitudes para alimentarse el
    resto del año, por lo que México escala a un compromiso internacional en
    términos de conservación.

    El archipiélago de Revillagigedo está en la cima de la lista de sitios con
    prioridad de conservación. Entre las especies que crían allí, está la
    pardela de Townsend, la única especie que crece en México considerada en
    peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la
    Naturaleza. Históricamente, esta especie crecía en tres islas del
    archipiélago, Socorro, Clarión y San Benedicto. El monitoreo a largo plazo
    que ha realizado el Instituto de Ecología confirma que las colonias
    permanecen en el Socorro y Clarión, pero la colonia de San Benedicto no se
    ha reestablecido después de la erupción del volcán Bárcena. Es de suma
    importancia continuar el monitoreo para detectar los intentos de
    recolonización en esta isla. Además, este archipiélago es el único sitio
    de México en donde crece el albatros de patas negras, el bobo de Nazca y
    el rabijunco cola-roja. También es hogar de la única colonia subtropical
    de albatros de Laysan en el mundo.

    El segundo sitio lo ocupa el archipiélago de San Benito, hogar de más de 3
    millones de individuos de diferentes especies. Esto lo convierte en el
    lugar de mayor abundancia en el noroeste de México. Aquí habitan los
    mérgulos de Guadalupe (en peligro de extinción) y de Scripps (especie
    vulnerable), así como la alcuela oscura (también vulnerable).

    El tercer lugar es para el archipiélago de Coronado, el punto más al sur
    donde habita el paíño cenizo (amenazado) y, a la vez, el sitio ubicado más
    al norte donde permanecen las colonias del paíño negro y el bobo café.

    El archipiélago de San Lorenzo está en el cuarto lugar de la lista de
    prioridad. Esta zona hospeda a 13 especies de aves marinas. Algunas de sus
    islas albergan cantidades importantes, como la Isla Rasa, donde crece 95
    por ciento de la población global de la gaviota mexicana (de Heermann) y
    el charrán elegante. Isla Partida hospeda 80 por ciento de la población
    global de los paíños negro y menor. El archipiélago también cuenta con un
    porcentaje alto de la población global de la gaviota de patas amarillas;
    la cual se estima en 20 mil pares y principalmente se concentra en el
    Golfo de California.

    En el quinto lugar de prioridad está la Isla Natividad. A pesar de estar
    cerca del archipiélago de San Benito, esta isla es importante porque
    alberga 95 por ciento de la población global de la pardela negra.

    Retos y prioridades
    Entre los principales retos encontrados por el grupo de investigadores, se
    encuentran la poca información disponible, la falta de seguimiento a
    monitoreos por especie y las condiciones difíciles para acceder a algunos
    sitios de observación, sobre todo donde anidan las aves marinas; ya que
    algunas especies lo hacen en acantilados y madrigueras, mientras que otras
    tienen hábitos nocturnos.

    Los investigadores incluyen que algunos planes de manejo de las áreas
    naturales protegidas que utilizaron para el análisis presentan datos de
    presencia y ausencia. Sin embargo, en ocasiones carecen de registros sobre
    la residencia de la especie, si migra o se cría en la isla. Otro hallazgo
    es la irregularidad de visitas a las islas para la estimación del tamaño
    de las colonias de aves marinas. Se desconoce si las poblaciones aumentan,
    son estables o disminuyen. Como los números pueden estar subestimados, el
    grupo de investigación enfatiza la necesidad de hacer ciencia básica a
    mediano y largo plazo que se enfoque en las tendencias poblacionales, la
    influencia de la variabilidad ambiental, las alteraciones y los impactos
    de los humanos sobre las poblaciones.

    Agregaron la necesidad de incorporar tecnología nueva para obtener datos
    más precisos en los monitoreos. Recientemente, con el uso de drones es
    posible generar fotografías aéreas y construir ortomosaicos
    georreferenciados para contar madrigueras de aves marinas con un error de
    detección de 5.6 por ciento. Otra técnica es el uso de marcajes y
    seguimiento satelital para identificar la distribución de las especies,
    así como el análisis de isótopos estables para determinar la dieta y los
    movimientos que realizan fuera de la temporada de crianza. Estos métodos
    han sido aplicados recientemente, en 2019, por la Dra. Cecilia Soldatini y
    su equipo de trabajo en la Unidad La Paz del CICESE.

    En este estudio participaron los investigadores Yuri Albores Barajas,
    Roberto Carmona y Víctor Ayala Pérez (Universidad Autónoma de Baja
    California Sur), Horacio de la Cueva (CICESE), Cecilia Soldatini (CICESE
    Unidad La Paz), Juan Martínez Gómez (INECOL) y Enriqueta Velarde
    (Universidad Veracruzana).


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