Tijuana, B. C., a 10 de mayo de 2020.- El agua es un asunto de seguridad nacional y es estratégica para construir un futuro sustentable, por lo que los retos en materia de abasto, calidad y distribución deben atenderse con una política pública clara, consistente, articulada y transversal en torno a este recurso natural.

Así lo recalcó en entrevista para el CIGA, el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, titular de la Subsecretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) del Estado, destacando que el agua es un indicador de la calidad de vida, puesto que nadie en su sano juicio podría negar la relación íntima que existe en la tríada formada por agua, medio ambiente y salud.

“No hay una jerarquía de importancia entre las tres variables, sino que están vinculadas tan estrechamente que los límites entre ellas son en realidad interfases que no distinguen dónde termina uno y empieza el otro, algo similar a lo que ocurre aquí en la frontera con Estados Unidos: la frontera no es una mera línea divisoria, sino una interfase compartida”, explicó.

Opinó que una de las lecciones que está dejando la actual pandemia causada por el llamado Coronavirus es la oportunidad de entender de una vez por todas que, para asegurar la vida, la supervivencia, se requiere que agua, salud y medio ambiente tengan un manejo integral, por lo que la palabra clave es distribución, una efectiva distribución.

“El acceso al agua, en cantidad y calidad está asociada a la calidad de vida, es un indicador, porque la población con menos recursos paga más cara el agua; en la periferia de Tijuana compran el ´tambo´ desde 30 y hasta 60 pesos, o sea que pueden estar comprando el metro cúbico a 150 o hasta 300 pesos, es una grosería y algo inhumano”, criticó.

Zavala Álvarez agregó que los retos en materia de agua, más allá de los obvios en cuanto al abasto y la calidad del fluido, pasan necesariamente por la variable ambiental, el camino a la sustentabilidad es ya un asunto estratégico y de seguridad nacional, por lo que el eje de trabajo debe ser una política pública clara, articulada y transversal.

Entre las medidas que urge tomar, destacó que Tijuana necesita un almacén de agua, un inventario para mayor seguridad, almacén que podría tenerse en la presa Abelardo L. Rodríguez, con capacidad para 140 millones de metros cúbicos, lo que significaría tener la seguridad de abasto para un año, con la posibilidad de actividades recreativas y turísticas.

En segundo lugar, enfatizó que el reúso de agua debe ser obligatorio en todas las ciudades, lo que evitaría que se siga usando agua de “primer uso” para el riego de áreas verdes, por lo que se debe dar un renovado impulso al tratamiento de aguas residuales y crear más infraestructura para la distribución de agua morada.

“Otra urgencia es parar las pérdidas de agua por fugas y robos, que alcanzan el 23% en la red de distribución de Tijuana; la CESPT es de los mejores organismos operadores de agua del país, otros tienen pérdidas de hasta el 45%, es una ironía que el ´orgullo´ nacional de ´sólo´ perder 23% sea además por robo, descubierto por esta nueva administración”, dijo.

Hoy sabemos, aclaró el subsecretario, que gran parte de este porcentaje se debe a la grosera corrupción, al “huachicoleo” institucionalizado, a la delincuencia organizada que conseguía conexiones dobles y sin medición en beneficio de grandes consumidores como, por ejemplo, algunos hoteles, industrias, fraccionamientos y empresas.

“Es algo que no se explica sin el contubernio técnico y administrativo al interior de los organismos operadores, es brutal el robo, pero la limpieza apenas empieza y ahora será vital un seguimiento estricto y legal para los responsables, porque en esto Tijuana es la punta de lanza, pero seguro estas malas prácticas están presentes en otras ciudades”, aclaró.

También resaltó que la medición precisa y en tiempo real es realmente pobre en las ciudades y aún más terrible en el sector agrícola, donde es casi ausente, por lo que pozos y sistemas de distribución tienen un manejo con una gran área de oportunidad de mejora.

El titular de la SDS, una subsecretaría de la Secretaría de Economía Sustentable y Turismo (SEST) del Estado, dijo que otra medida necesaria es separar aguas grises y negras, lo que podría iniciarse con una campaña que promueva en los hogares el cambio de muebles sanitarios por otros especiales y los haga obligatorios en las nuevas construcciones.

Añadió que debe impulsarse la cosecha de agua de lluvia en estacionamientos, techos y jardinería bajo nivel de calle, en pozos de absorción, lo que podría lograrse creando una infraestructura verde básica para un rediseño urbano en cada municipio de Baja California.

Destacó que otra medida necesaria es la vigilancia de los acuíferos y su recarga para la sustentabilidad en lugares como el Valle de San Quintín, la Sierra de San Pedro Mártir, Valle de Guadalupe, Maneadero, Valle de Mexicali y Valle Chico, entre otras regiones del estado.

“En el Valle de San Quintín y la Sierra de San Pedro Mártir hay un caso excepcional de divorcio, donde la falta de visión integral de un solo ecosistema tiene en el colapso la agricultura, que se ve obligada a utilizar ósmosis inversa para producir agua de riego, además sin una regulación y planeación que le permita un futuro sustentable”, consideró.

Hace poco tiempo, recordó, la nieta del legendario explorador marino Jacques Cousteau, Alexandra Cousteau, una extraordinaria documentalista del agua del mundo y activista, atestiguó el acuerdo histórico más importante entre México y Estados Unidos después de los acuerdos de 1944 para la distribución de agua en la frontera.

El acuerdo al que me refiero, finalizó el subsecretario, es el llamado “Flujo pulso”, que implicó destinar agua para el medio ambiente, agua del Río internacional más meticulosamente administrado, el Río Colorado; ése ha sido un modesto, pero significativo esfuerzo de revalorización de Río vivo y el delta del Colorado.