Así lo destacó el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), exhortando a la población a que este periodo vacacional actúe con mucha responsabilidad, previniendo incendios, no dejando basura en las playas y haciendo un uso moderado de artículos desechables para así generar menos residuos.

El experto en gestión estratégica del desarrollo recordó que el ecoturismo es un modo de turismo centrado en la naturaleza y caracterizado por estar muy orientado al desarrollo sostenible, contribuir a la conservación de la biodiversidad, sostener el bienestar de la población local e involucrar la acción responsable de los turistas y de la industria turística.

“Toda actividad humana deja una huella ecológica, pero el ecoturismo es una forma de aportar directamente a la conservación, a la economía local, al bienestar de la comunidad local, a la calidad de vida de pueblos originarios, respetando valores bioculturales, incluyendo aprendizaje de la biodiversidad”, expresó.

Opinó que Valle de Guadalupe es un caso para el análisis, con muchas contradicciones y un crecimiento amenazante que aún no puede armonizar los muchos intereses seguramente legítimos de actores locales y los que llegan día a día, pero afortunadamente hay estudios académicos que intentan dar luz para no perder el rumbo del futuro que llegó adelantado.

“¿Desarrollo urbano o rural?, ¿mayor abasto de agua?, ¿mayor densidad?, ¿hasta dónde crecer?, ¿cuáles son los límites?, ¿cuál es la capacidad de carga del ecosistema?, ¿quién regula?, ¿quién tiene derechos? Allí están comunidades de pueblos originarios que no han sido suficientemente incluidos, hasta sus beneficios son marginales”, consideró.

José Carmelo Zavala opinó que Valle de Guadalupe es un buen caso para un programa o plan de turismo responsable, ecoturismo, una mezcla de turismo rural, enfocado a la naturaleza, solidario, biocultural, que aporte derrama local al bienestar de las comunidades locales y brinde oportunidades a los turistas de conocer y apreciar más la biodiversidad.

“Parece lógico tener mejores caminos en San Pedro Mártir o Valle de Guadalupe, pero ello significa mayor presión sobre el ecosistema al mejorar el acceso de visitantes, más no siempre es mejor; sí, lo inaccesible puede ser una fortaleza para la protección del ecosistema y a la vez una forma de permanecer en la pobreza y marginación”, comentó.

Para regular esto en equilibrio y sabiamente, añadió, son las propias comunidades locales las que deben permanecer en un privilegiado nivel de la toma de decisiones y también se deben aceptar los costos, porque hasta la generación de energía limpia en Baja California tiene sus implicaciones o costos.

Los aerogeneradores en La Rumorosa, explicó, modificaron el paisaje, la imponente montaña se ve lastimada por esas gigantescas hélices que trasforman la energía del viento en electricidad limpia, un costo aceptable para unos y no para otros; el paisaje es uno de los más apreciados valores turísticos y que reflejan o sintetizan la salud del ecosistema.

“La razón última para no desarrollar y ampliar las gigantescas salinas de San Ignacio en Guerrero Negro en los años noventa fue el impacto en la modificación del paisaje, incluso cuando con ese proyecto México dominaría el mercado de la sal en el mundo”, recordó el egresado del Programa LEAD para líderes comprometidos con el desarrollo sustentable, el cual cursó en el Colegio de México.

En Baja California, remarcó, debemos lograr un equilibrio entre crecimiento y sustentabilidad, hay ejemplos evidentes donde la tarea no ha sido exitosa; las descargas de aguas residuales en la costa, originadas en los mismos hoteles y restaurantes, con impactos negativos directos al recurso natural que es el propio sustento de su actividad económica.

Si este caso, agregó, que es de lógica elemental, no lo resolvemos, está claro que algo no funciona en nuestra toma de decisiones, por ello una buena metodología sería hacer la cuenta completa, el impacto debe ser considerado en los costos, porque estamos haciendo un absurdo subsidio oculto con la naturaleza y el bienestar de la comunidad.

“Otro caso es el desarrollo vertical desordenado, sin respeto a los planes de ordenamiento ecológico, lo que se revierte en el valor del paisaje, en la plusvalía de las propiedades, en la economía sostenible de los propios desarrollos; sin visión de largo plazo se hacen negocios de oportunidad, que son una trampa para el futuro de la comunidad local”, complementó.

Zavala Álvarez felicitó a la estación Radio Tecnológico, 88.7 FM, por abordar oportunamente el tema del ecoturismo para estas vacaciones, a través del programa “Mi Primer Ecologito”, conducido por niños y adolescentes, programa al que asistió como invitado, respondiendo a preguntas directas y certeras que aportan a una mayor conciencia ambiental. 

“Reconozco y aplaudo el trabajo que hacen Brenda Alvarado y Blanca Álvarez en Radio Tecnológico cada sábado con la generación verde de verdad, representada por niños y jóvenes como Frida, Ilich, Megan, quienes con entusiasmo reiteran una y otra vez su exigencia: ¡Únete al esfuerzo universal por conservar nuestro medio ambiente!”, finalizó.