Tijuana, B. C., a 26 de agosto de 2018.- Hoy importamos 95 por ciento del agua de la cuenca del Río Colorado a la costa y en Tijuana se pierde en la distribución el 20 por ciento, equivalente a un metro cúbico por segundo, qué más señales de alerta necesitamos para tomar decisiones que promuevan la sustentabilidad y den certidumbre a largo plazo.

Así lo cuestionó el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación Ambiental (CIGA), quien recalcó que existen focos rojos en el tema del agua, debido a una gobernanza fallida, por lo que urge poner orden para evitar que el agua siga siendo una limitante del desarrollo en Baja California y principalmente en la zona costa.

El experto egresado del programa internacional LEAD, que en México tiene su sede en el Colegio de México bajo el nombre Programa de Estudios Avanzados en Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, remarcó que la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT) debe anteponer la sustentabilidad y no solo la variable económica del desarrollo.

“Tijuana pierde en la distribución el 20 por ciento, es un metro cúbico cada segundo; por qué no almacenar agua en la Presa Rodríguez y reusar agua de Tijuana en Valle de Guadalupe a 10 pesos el metro cúbico o de la desaladora de Rosarito a 20 pesos; la CESPT no quiere vender agua para reúso a 4 pesos porque pierde clientes de 70 pesos”, sostuvo.

El acueducto, añadió Zavala Álvarez, pierde en la conducción 10 por ciento, esto equivale a 14 millones de metros cúbicos al año; a Ensenada no se le envía su cuota del acueducto, correspondiente a 9 millones de metros cúbicos al año, mientras que Tijuana rebasa su cuota de 80 millones metros cúbicos anuales, dado que consume 120. 

“Regresaron los tandeos a Tijuana, falta de planeación de la CESPT, no tuvo la previsión de usar como almacén de agua la Presa El Carrizo y en esto debería haber responsabilidad administrativa y sanciones; mientras tanto, el gobernador Francisco Vega de Lamadrid aprovecha para resaltar la urgente necesidad de la Desaladora en Playas de Rosarito”, dijo.

La Comisión Estatal del Agua (CEA), agregó, responde que el bombeo del acueducto no falla y entonces vivimos en medio de misterios y leyendas del agua en Baja California, pero un duro ejemplo de lo que viene, del futuro que ya llegó, es San Quintín y su valle, una escala aún “manejable” para enfocar batería y recursos técnicos y económicos.

“Los límites del desarrollo imponen su realidad; la superficie agrícola se cayó 60 por ciento en 20 años, pasando de 27 mil hectáreas a solo 7 mil y hoy depende de agua desalada; son leyenda las 200 plantas desaladoras, oficialmente 80, con descargas de salmuera sin regulación, lo que causará problemas a los usuarios”, afirmó.

Añadió que hay, según la leyenda, 200 desaladoras en San Quintín, sin vigilancia, autorizadas o no, mientras que la planta desaladora de Ensenada para abasto de la población, con 250 litros por segundo, ha sido inaugurada varias veces en 10 años, falló en el arranque y aún no se sabe cuánto costará cada metro cúbico de agua producida.

“Baja California tiene una red de distribución rota, colectores de drenaje colapsados, un conflicto internacional por derrames de aguas residuales y con la Comisión Nacional del Agua sin dinero para limpieza; sea olvido o negligencia, debe haber responsabilidad administrativa y sanciones, porque el agua limita el desarrollo del estado y su costa”, opinó.

Así las cosas, complementó, debemos ser selectivos en el tipo de inversión industrial, seca, sin uso de agua en sus procesos; hay que establecer los límites del crecimiento, la capacidad de carga del ecosistema urbano en población, carros, industria, comercio y turismo o será cuestión de tiempo para el colapso, ¿quién se atreve a dar la voz de alerta?

“Cada vez es mayor y evidente la necesidad de la profesionalización de los organismos de gobierno, porque el primer acto de corrupción es aceptar el puesto para el que no estás calificado; llegar a aprender, a capacitarse a cuenta del bien público es un abuso de las cuotas de poder”, criticó José Carmelo Zavala.

Agregó que cuando algunos funcionarios creen que ya saben, les toca irse como llegaron, por otra recomendación, y terminado su ciclo de “amistad” son consultores, expertos por ser exdirectivos, pero lo “ex” se convierte en la carta credencial valiosa para gestión solo por saber las debilidades y atajos de la tramitología, no necesariamente por ser “expertos” en el tema.

“Tantos y tantos datos diferentes y contradictorios sobre el agua en Baja California, ¿quién los cuadra?, ¿quien dirige esta orquesta? Se requiere una gobernanza del agua seria y profesional, que tenga visión de futuro a largo plazo, sustentable en datos duros ahora y sostenible para un futuro posible”, finalizó Zavala Álvarez.