Aplicar la ley en San Quintín
Por Francisco Arzave
La solución a los añejos problemas sociales de la comunidad del valle de San Quintín es muy sencilla: Aplicar la ley.
La ausencia de un estado de derecho que garantice las condiciones para el desarrollo en un marco de justicia y por lo tanto de paz provocó las manifestaciones de esta semana que, como usted sabe, dejaron como saldo comercios quemados, personas heridas, centenares de detenidos, el bloqueo a la carretera Transpeninsular y la paralización de toda la zona desde Colonet Hasta San Quintín.
Las demandas de los manifestantes, en su gran mayoría trabajadores agrícolas migrantes, han sido las mismas desde hace décadas: salarios justos, prestaciones sociales contempladas en la Ley Federal del Trabajo, condiciones dignas de trabajo y de vivienda para las familias que trabajan en los prósperos campos agrícolas, cese al maltrato y hostigamiento sexual de sus hijas y mujeres por parte de capataces y directivos de las empresas etc.
La actitud en los hechos por parte de las autoridades de los tres órdenes de gobierno también ha sido la misma: poca atención a los reclamos de los trabajadores, tortuguismo y burocracia ante denuncias de los trabajadores ante el Ministerio Público y la Secretaría del Trabajo entre otras dependencias de todos los niveles, desarrollo a cuenta gotas, indiferencia ante los evidentes rezagos sociales y discriminación hacia los indígenas.
Ahora que los trabajadores agrícolas decidieron llamar la atención de todos, tanto el gobernador Francisco Vega de la Madrid, como de Gilberto Hirata Chico, alcalde de Ensenada, cabecera municipal de San Quintín y representantes federales incluyendo al Ejercito, llaman a los inconformes a privilegiar el dialogo, cuando lo que se debe privilegiar es el cumplimiento de la ley en cada uno de los problemas que enfrenta esa región.
Más allá de una salida política para apaciguar los ánimos o de aplicar medidas paliativas a la cruda situación del valle de San Quintín, el imperio de la ley debe ser la base para transformar a una región que más se parece a Oaxaca que a la pretenciosa Baja California