Tijuana, B. C., a 15 de octubre de 2017.- Esta ciudad es un ejemplo de frontera caminando hacia la sustentabilidad, un laboratorio vivo de economía circular con llanteros, mecánicos, yonkeros, carroceros y vendedores de autos usados, por lo que el comercio de segunda mano debería ser apreciado y facilitado por los tres órdenes de gobierno.
Así lo remarcó José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental, explicando que la economía circular promueve la producción de bienes en forma sostenible, reduciendo el consumo, el uso de energía y los desperdicios, pues los recursos se convierten en productos, los productos en residuos y los residuos en recursos.
“Los servicios ambientales que prestan los ´segunderos´ debe ser reconocido, facilitándoles su labor con regulaciones y tramitología ágil, dado que el impacto del reúso beneficia al medio ambiente en treinta por ciento más que el reciclaje, por ello no debe ser brincado, es una etapa muy valiosa al extender la vida útil de los productos y sus partes”, consideró.
Antes de pensar en reciclar los materiales, agregó, es importante primero ampliar el “ciclo de vida” con un segundo uso que acepta el producto tal cual, porque a veces solo existe el daño estético, como cuando necesita una reparación pequeña o simplemente una “revivida” con pintura; también para recuperar piezas o partes útiles, como ocurre en los yonkes.
El director del CIGA añadió que después vienen los usos alternos, donde la imaginación permite usar los productos para algo que no fueron diseñados, como sucede con las llantas en taludes, juegos infantiles, cercos o escaleras, donde los productos se vuelven materia prima o secundaria de otros procesos o muebles con llantas sin vida útil.
“Reconstruir carros o muebles con un valor agregado histórico, innovar para convertir carros a eléctricos o a gas natural, con todos los beneficios; otra forma es reusar madera para casas completas de madera que se han reinstalado en Tijuana, traídas por secciones y completas desde California, las cuales aún existen, están habitadas y son históricas”, dijo.
José Carmelo Zavala, quien cuenta con maestría en bioingeniería, opinó que debe impulsarse con mayor fuerza el “ecodiseño”, que piensa en la sustentabilidad desde el origen de los productos, que permite no solo la separación y reúso de las partes, sino que planea qué hacer con los residuos en la etapa de post-consumo.
“No a la obsolescencia programada, que diseña productos con fallos o componentes efímeros que no tienen posibilidades de durar mucho tiempo para que el consumidor compre otro; la población mundial sigue creciendo y con ello la demanda de productos, por lo que la obsolescencia nos lleva a un callejón sin salida”, alertó el ingeniero bioquímico.
Es inexplicable, añadió, cómo los avances tecnológicos no se enfocan en generar productos más duraderos, por el contrario, en un vertiginoso consumo; los electrónicos, por ejemplo, cada vez tienen menos vida útil y el fabricante responde “mejor compre otra, reparar es muy caro”, lo que va en contra de la lógica de sustentabilidad.
“No a la caducidad deliberada para seguir produciendo y vendiendo, los avances tecnológicos no pueden seguir generando productos de vida corta o de un solo uso; es insultante que un popote sea usado cinco minutos, una bolsa plástica del mercado se use treinta minutos o un carro quiera ser usado solo diez años”, enfatizó Zavala Álvarez.
Claro que este laboratorio vivo en Tijuana, opinó, no se agota y hoy se retoma el concepto de economía circular, el cual se revalora y se relanza en un esfuerzo de aproximarse conceptualmente a la naturaleza, que funciona precisamente en ciclos; la tecnología desarrollada por el hombre se alejó y tiene consecuencias, pero hoy los fuertes llamados de la naturaleza y el cambio climático nos hacen repensar nuestro actuar.
“Los fabricantes y grandes distribuidores son responsables de sus productos, incluyendo sus envases y embalajes tras el consumo; hay costos ocultos por el manejo de residuos transformados en materia prima, costos que no paga el consumidor, que es el beneficiario primario, sino toda la sociedad y el medio ambiente, contaminado aire, agua y suelo”, dijo.
El ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala reiteró que la frontera es una zona de transición donde de convive, se cohabita las dos diferencias, pues las comunidades de ambos lados son mestizos culturales de un eterno y continuo proceso de migración, la disolución lenta de las diferencias, diferencias que son riqueza y fortaleza.
Afirmó que junto a la economía circular hay otras estrategias con éxito en el combate al cambio climático, por lo que este 27 de octubre, en el Seminario Baja Sustentable que organiza el CIGA en Tijuana, será conferencista la consultora Teresa Saavedra Vázquez, así que invitó a escribir al correo bajasustentabletj@gmail.com para mayores informes.