Regresó el miedo
Francisco Arzave
Con una autoridad azorada e incapaz, la comunidad tijuanense enfrenta de nueva cuenta una crisis de inseguridad muy parecida a la vivida hace casi una década.
Nuevamente la sociedad está a merced de la delincuencia común y organizada que mantienen atemorizada a la gente de bien, que ya de por sí batalla para hacer frente a la carestía de la vida y a un sistema por lo menos ineficiente y en ocasiones francamente corrupto que sólo dificulta las cosas.
Regresó el miedo. Ya nadie está seguro. El riesgo de sufrir un asalto en la calle cada vez es más alto. Los atracos a amas de casa, estudiantes, muchachas y trabajadores son cosa de todos los días, y en la mayoría de los casos no hay presencia efectiva de la policía, que desde hace mucho está rebasada por la delincuencia.
Esto sin contar con la gran posibilidad de que te bajen de tu auto a punta de pistola para llevárselo.
El comer en algún restaurante, no te exime del riesgo de ser asaltado y no necesariamente por la cuenta.
Ya ni la casa es un lugar seguro, las amenazas de robos, asaltos y amenazas traspasan las puertas del hogar, sin que la autoridad tome en serio la difícil situación que enfrenta el tijuanense común.
Muchos funcionarios culpan de la falta de resultados al Nuevo Sistema de Justicia Penal al asegurar que favorece a los delincuentes, a pesar de que muchos de ellos son atrapados en flagrancia o en posesión de armas de fuego. Lo cierto es que muchos agentes tampoco están capacitados para aplicar el nuevo marco jurídico y prefieren buscan escusas a prepararse de mejor manera.
Como siempre las culpas se reparten entre los tres niveles de gobierno, aunque formalmente se sientan a la misma mesa, refuerzan compromisos, se juran lealtad y dar seguimiento a las acciones acordadas. Al final los resultados no llegan y la delincuencia actúa a sus anchas.
En medio la sociedad temerosa ve como se deteriora su tranquilidad. Tal parece que el cuidarnos uno a otros es el camino más corto para procurar la seguridad, mientras obligamos a las autoridades cumplir con su obligación constitucional de garantizar la seguridad de los ciudadanos. Hasta la próxima.